Baterías de fosfato de hierro y litio: ¿cómo funcionan?

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Las baterías de fosfato de hierro y litio (LiFePO4) son baterías recargables que funcionan almacenando energía eléctrica en forma de energía química. Son un tipo de batería de iones de litio, pero utilizan una química diferente en comparación con otras baterías de iones de litio, como el óxido de litio y cobalto (LiCoO2) y el óxido de litio y manganeso (LiMn2O4).

La batería LiFePO4 consta de cuatro componentes principales: un electrodo positivo (cátodo) hecho de fosfato de hierro y litio, un electrodo negativo (ánodo) hecho de grafito, un separador que evita que los electrodos se toquen y un electrolito que permite el flujo de iones entre los electrodos.

Durante la carga, los iones de litio del electrodo positivo (cátodo) migran a través del electrolito y hacia el electrodo negativo (ánodo), donde se almacenan. Mientras tanto, los electrones fluyen a través de un circuito externo, creando un flujo de corriente eléctrica.

Durante la descarga, el proceso se invierte. Los iones de litio se mueven desde el electrodo negativo (ánodo) de regreso al electrodo positivo (cátodo) a través del electrolito, y la energía química almacenada se convierte nuevamente en energía eléctrica, que se puede usar para alimentar dispositivos.

Una de las ventajas de las baterías LiFePO4 es que tienen una mayor densidad de energía y una vida útil más larga en comparación con otras baterías de iones de litio. También son más seguros porque son menos propensos a la fuga térmica y no contienen metales tóxicos como el cobalto.

En general, las baterías LiFePO4 son una excelente opción para aplicaciones que requieren alto rendimiento, larga vida útil y seguridad, como vehículos eléctricos, sistemas de almacenamiento de energía solar y fuentes de alimentación de respaldo.